The PEN Ten is PEN America’s weekly interview series. This week, Lily Philpott speaks with Aleksandra Lun, author of The Palimpsests (David R. Godine, 2019), translated from Spanish to English by Elizabeth Bryer.

Aleksandra Lun
Photo by Mirna Pavlovic

1. How does your writing navigate truth? What is the relationship between truth and fiction?
Nací y crecí en un estado totalitario, y mi perspectiva sobre la verdad y la ficción es la de los escritores de Europa del Este, que nos tomamos la realidad con el mismo escepticismo con el que un divorciado reincidente se toma el matrimonio. Todo empezó bien: nos enamoramos de la verdad y nos casamos con ella, pero luego tuvimos el siglo xx que tuvimos. Nuestra amada verdad se fue y nos abandonó en aquella escuela de ficción que es todo sistema totalitario. ¿Nos volveremos a casar con ella? Es más probable que nos vayamos a cenar a un restaurante transfronterizo con la caricatura, el surrealismo o lo grotesco.

Me resulta interesante observar este distanciamiento de la realidad, tan característico de Europa del Este, en mi propia escritura, en la que las fronteras también están borrosas: soy polaca, escribo en español, vivo en Bélgica y mi vida diaria transcurre en varios idiomas.

I was born and raised in a totalitarian state, and my perspective on truth and fiction is one that I share with other writers from Eastern Europe—we regard reality with the same skepticism as a repeat divorcee regards marriage. Everything started out well enough: we fell in love with Truth and married her, but then we had the 20th century we had. Our beloved Truth left, abandoning us to the school of fiction that is every totalitarian system. Will we rekindle our relationship with her? I suspect we’re more likely to dine at a cross-border restaurant with Caricature, Surrealism or The Grotesque.

I find it interesting to note this distancing from reality, so characteristic of Eastern Europe, in my own writing, where borders are just as blurry: I am Polish born, I write in Spanish, I live in Belgium, and I carry out my day-to-day life in several languages.

2. What was the first book or piece of writing that had a profound impact on you?
En mi infancia, en pleno comunismo, leí El sueño de Troya, una biografía de Heinrich Schliemann escrita por Heinrich Alexander Stoll (en polaco: Sen o Troi). Schliemann fue el arqueólogo alemán que encontró la mítica ciudad de Troya siguiendo las descripciones de Homero, aunque su legado se cuestionó posteriormente, entre otras cosas por usar la dinamita, un método de excavación poco delicado incluso para sus tiempos (murió en 1890). Schliemann era hijo de un pobre pastor luterano y, desde que de niño leyó la Ilíada, se obsesionó con encontrar Troya. De adolescente, mientras trabajaba en una tienda de ultramarinos para poder mantenerse, empezó a estudiar idiomas. No tenía dinero para clases o libros de texto, pero conocía muy bien la obra de Homero en alemán, así que buscaba viejas traducciones a otros idiomas en los anticuarios y, a base de compararlas, estudiaba el vocabulario y la gramática. Después durante horas recitaba la traducción en voz alta. Schliemann aprendía la lengua entrando directamente en sus entrañas, a través de su ritmo y su melodía interna, como si le estuviera haciendo una autopsia. Con este método consiguió aprender más de diez idiomas, que le permitieron hacer una fortuna como comerciante, todo ello con el objetivo de financiar las excavaciones que le llevaron a Troya.

Cuando leí la historia de Schliemann, yo era una niña que solo hablaba polaco y vivía en el entorno monolingüe de una ciudad de provincias de un Estado totalitario. Aquella historia sobre el poder de la literatura, el poder del lenguaje y el poder de los idiomas cambió totalmente mi perspectiva sobre lo que era posible. Un sistema totalitario es ante todo un sistema de lo imposible, de límites mentales y fronteras físicas. Y en aquel libro tanto Homero como el propio Schliemann se burlaban de él.

During my childhood, at the height of communism, I read a Polish translation of the biography of Heinrich Schliemann penned by Heinrich Alexander Stoll, Der Traum Von Troya (Dream of Troy). Schliemann was the German archaeologist who located the site of the mythic city of Troy by following Homer’s descriptions, though his legacy subsequently came into question for, among other things, his use of dynamite, a hardly delicate excavation method even for his time (he died in 1890). Schliemann was the son of a poor Lutheran pastor, and, after reading The Iliad as a child, he became obsessed with the idea of finding Troy. As an adolescent, while he worked in a grocery store to support himself, he started studying languages. He had no money for schooling or textbooks, but he was very familiar with Homer’s works in German, so he searched antique shops for old translations into other languages and, by comparing them, studied vocabulary and grammar. Afterward, he spent hours reciting the translations aloud. Schliemann would learn a language by plunging straight into its entrails, through its rhythm and internal melody, as if he were performing an autopsy on it. He employed this method to acquire more than 10 languages, which meant he could make a fortune as a merchant—all with the goal of financing the excavations that would take him to Troy.

When I read Schliemann’s story as a kid, I spoke only Polish and lived in the monolingual setting of a provincial town in a totalitarian state. This story about the power of literature, the power of language, and the power of languages completely changed my perspective on what was possible. A totalitarian system is above all a system of the impossible, of mental limitations and physical borders. And in that book, Homer, as well as Schliemann himself, mocked the idea of such a thing.


“If we understand freedom of expression as an absence of censorship, the low rate at which authors from outside the Western orbit are translated into English, the language of world literature, could be interpreted as a threat.”


3. What does your creative process look like? How do you maintain momentum and remain inspired?
Siempre había imaginado a los escritores como unos creadores omnipotentes, dioses caprichosos que crean y destruyen universos a su antojo, animando y matando a sus personajes como si fueran unos Godzillas intelectuales. Con el tiempo he llegado a entender que un escritor, más que a Godzilla, se parece al Pato Donald: todo es muy alegre y optimista cuando comienzas a escribir, pero muy rápido sucede algo que te arruina el día. Tus propios personajes no te siguen, los vecinos no te dejan en paz y tienes hambre. Al final de la novela ya solo eres un pobre dibujo animado al borde de un ataque de nervios y hablando con una voz ininteligible. Y te das cuenta de que ni siquiera llevas pantalones.

I always imagined writers as omnipotent creators, capricious gods who create and destroy entire universes at whim, breathing life into and killing off their characters—as intellectual Godzillas, as it were. In time, I’ve come to understand that, more than Godzilla, a writer resembles Donald Duck: when you’re writing, everything starts out joyous and optimistic, but soon enough something ruins your day. Your own characters don’t follow you, your neighbors won’t leave you alone, and you’re famished. By novel’s end, you are a poor cartoon character on the brink of a nervous breakdown, babbling in an unintelligible voice. And then it dawns on you that you’re not even wearing pants.

Thee Palimpsests by Aleksandra Lun4. What is one book or piece of writing you love that readers might not know about?
Hace poco he leído Encuentro con el Otro, una colección de conferencias que el reportero y escritor Ryszard Kapuściński pronunció en varias universidades europeas (en polaco: Ten Inny). Kapuściński empieza diciendo que la literatura mundial en realidad está dedicada a Los Otros, desde los Upanishad, pasando por Homero, Gilgamesh, el Antiguo Testamento, el Corán, la Torá, el libro de Marco Polo, y así hasta nuestros días. Luego analiza la historia de las relaciones con El Otro: el comercio y la guerra, la conquista y la curiosidad, la fascinación y la indiferencia (como la del siglo xx, el siglo de las limpiezas étnicas), hasta la época actual, en la que el encuentro con El Otro ha tomado unas dimensiones sin precedentes facilitadas por el desarrollo de la tecnología y las migraciones. Es una lectura embriagadora para cualquiera que, como yo, tenga una curiosidad profunda por ese juego de espejos que es la relación con los que son diferentes a nosotros.

Recently, I read The Other (in Polish: Ten Inny), a collection of lectures given by the reporter and writer Ryszard Kapuściński in several European universities. Kapuściński begins by saying that world literature is dedicated to the Other, from the Upanishads, through Homer, Gilgamesh, the Old Testament, the Quran, the Torah, Marco Polo’s book, and so on to our days. Then, he analyzes the history of relations with the Other: trade and war, conquest and curiosity, fascination and indifference (e.g. that of the 20th century, the century of ethnic cleansings), to the present day, in which encounters with the Other have taken on unprecedented dimensions thanks to technological development and migration. It’s an exhilarating read for anyone who, like me, is profoundly curious about the play of mirrors that is our relationship with difference.

5. What do you consider to be the biggest threat to free expression today? Have there been times when your right to free expression has been challenged?
Si entendemos la libertad de expresión como la ausencia de censura, el bajo índice de traducción de los autores de fuera de la órbita occidental al inglés, el idioma de la literatura mundial, también podría interpretarse como una amenaza. No como una censura activa, pero sí pasiva, en el sentido de que gran parte de la narración sobre el mundo en el que vivimos se ha construido a través de un diálogo en el que los autores asiáticos, africanos, sudamericanos, de Europa del Este y otros no han podido participar.

La buena noticia es que parece que precisamente ahora estamos asistiendo a una apertura hacia otras partes del mundo que no hubieran tenido voz desde la perspectiva anterior, en la que solo se consideraba literatura la literatura escrita en inglés. Un ejemplo muy ilustrativo es la reciente trayectoria de la maravillosa obra de Olga Tokarczuk después de la inmerecida lentitud, salpicada de dificultades, con la que sus libros se han dado a conocer a un público anglosajón más amplio.

En este sentido, es inestimable el trabajo de PEN America, porque traéis a la lengua inglesa a escritores que de otra manera tal vez no hubieran podido franquear esta frontera tan bien guardada. Personalmente estoy muy feliz de poder formar parte de los autores a los que habéis apoyado, y agradecida a PEN America, a mi editor, David R. Godine, y a mi traductora al inglés, Elizabeth Bryer, ya que un escritor nunca llega a otra cultura solo.

If we understand freedom of expression as an absence of censorship, the low rate at which authors from outside the Western orbit are translated into English, the language of world literature, could be interpreted as a threat. Not as active censorship, but certainly as a passive kind, in the sense that in large part the narration of the world we live in has been constructed through a dialogue in which writers from Asia, Africa, South America, Eastern Europe and elsewhere have not been able to participate.

The good news is that right now we seem to be witnessing an opening out to parts of the world that wouldn’t have a voice from the prior perspective, according to which only literature written in English is considered literature. An illustrative example is the path taken recently by Olga Tokarczuk’s exquisite works, which have come to the attention of a wider public in English only after an undeserved sluggishness peppered with difficulties.

In this sense, the work that PEN America does is invaluable because, thanks to you, authors who otherwise might not have been able to negotiate this closely guarded border are brought into English. Personally, I’m very happy to be one of the writers that PEN America has supported, and I’m thankful to PEN America, to David R. Godine, Publisher, and to my translator into English, Elizabeth Bryer, since no author arrives in another culture alone.


“The creative act, as I understand it, comes from beyond identity. I think that we write from a place much deeper than latterly developed mental constructs, like belonging to a specific group or a national identity. That’s why every writer is, by definition, stateless.”


6. How does your identity shape your writing? Is there such a thing as “the writer’s identity”?
La creación, como la entiendo yo, llega desde un lugar más allá de la identidad. Creo que escribimos desde un sitio mucho más profundo que las construcciones mentales posteriores, como la pertenencia a un grupo concreto o una identidad nacional. Por eso todo escritor es por definición apátrida. Y por eso mismo la identidad de un escritor no se encuentra en su biografía, sino en su ficción.

The creative act, as I understand it, comes from beyond identity. I think that we write from a place much deeper than latterly developed mental constructs, like belonging to a specific group or a national identity. That’s why every writer is, by definition, stateless. And it’s why writers’ identities cannot be found in their biographies, but in their fiction.

7. What advice do you have for young writers?
Si te haces escritor, habrá momentos en tu vida en los que incluso las personas que ya están muertas tendrán más vida social que tú. Por eso es aconsejable que tengas una mascota. Un animal no solo te hará compañía, sino que también será el crítico más benévolo de tus manuscritos. Los más versátiles son los perros, que trabajan todos los géneros literarios. Los gatos solo toleran ciertos tipos de poesía, y los peces se especializan en el ensayo y el teatro.

If you become a writer, there will be times when even the already dead will have more of a social life. That’s why having a pet is advisable. An animal won’t only keep you company, it will also be the most benevolent critic of your manuscripts. The most versatile are dogs, which work across all literary genres. Cats tolerate only certain kinds of poetry, and fish specialize in essays and theater.


“I think that translators, those major players in cultural change, still don’t get the recognition they deserve for the immense work they do in bringing us closer to each other and making world literature possible as a multilingual, multidimensional conversation.”


8. Which writer, living or dead, would you most like to meet? What would you like to discuss?
Si pudiera hablar con un escritor fallecido, hablaría con William Shakespeare, y le pediría que se bajara los pantalones. Sería una petición intelectual: querría saber si es cierta la teoría que sostiene que su obra fue en realidad escrita por la escritora de origen italiano Emilia Bassano. A lo largo de la historia hubo muchas dudas sobre la identidad de Shakespeare, pero solo muy recientemente se planteó que la persona detrás de su obra fuera una mujer. En su exhaustivo artículo en The Atlantic, la reportera Elizabeth Winkler argumenta que la autoría de Bassano, que era poeta, no solo explicaría el carácter feminista y rebelde de tantos de los personajes femeninos de Shakespeare, inaudito e inexplicable para un hombre de su época, sino también sus conocimientos de la lengua y las regiones italianas, la música, la corte o las clases bajas.

Si detrás del nombre de Shakespeare se escondiera de verdad una mujer, una de tantas que a lo largo de los siglos tuvieron que adoptar nombres masculinos para poder expresarse, también le preguntaría si cree que la igualdad de género llegará antes de la extinción de la especie humana por el cambio climático.

If I could speak to a dead writer, it would be William Shakespeare, and I would ask him to pull down his pants. That’s an intellectual request: I would like to know if the theory that his work was penned by the writer of Italian origin, Emilia Bassano, is true. Throughout history, doubts have been raised about Shakespeare’s identity, but only very recently has it been suggested that the person behind his work might be a woman. In her exhaustive article in The Atlantic, reporter Elizabeth Winkler argues that if the poet Bassano was the author behind Shakespeare’s works, this would not only account for the feminist and rebellious spirit of so many of his female characters, unprecedented and inexplicable for a man of his time, but it would also explain his knowledge of the Italian language, the regions of Italy, music, the court, and the lower classes.

If a woman was indeed hiding behind the name “Shakespeare,” one of so many who, throughout the centuries, had to adopt male names in order to express themselves, I would ask her if she believed the human species would achieve gender equality before climate change sends us extinct.

9. Why do you think people need stories?
Creo que las necesitamos para poder ver reflejada nuestra propia historia, ya que todos nosotros, aun sin saberlo, estamos contando una historia con nuestra propia vida. Tal vez creamos que es una historia que habla de nuestro pasado, pero no es cierto: habla de nuestro futuro. Y la literatura es la manera que tenemos de recordarlo.

I think we need them to see our own stories reflected—all of us, even if we don’t know it, are telling a story with our own lives. We might think it’s a story about our past, but that’s not the case: it’s about our future. And literature is our way of remembering it.

10. As a translator yourself, what was your relationship with translator Elizabeth Bryer (who received a PEN/Heim Translation Fund Grant to complete the translation of The Palimpsests from Spanish), as the book moved from Spanish to English?
Ha sido un placer y un privilegio trabajar con Elizabeth, quien no solo es una traductora con mucho talento, sino también escritora (acaba de publicar su primera novela, From Here On, Monsters), y además alguien que entendió mi libro a un nivel muy profundo. El proceso en sí fue una experiencia muy enriquecedora y, a pesar de los desafíos que presenta cualquier libro, también fue fácil y divertido, pues nos hemos entendido a la perfección. Cuando recibí la versión inglesa, me reí muchísimo leyendo mi novela en su excelente traducción.

Fue Elizabeth quien presentó mi libro al PEN/Heim Translation Fund Grant, y no podría estarle más agradecida. Creo que precisamente los traductores, los grandes agentes de cambio cultural, siguen sin tener el reconocimiento que merecen por el inmenso trabajo que hacen para acercarnos los unos a los otros y hacer posible que la literatura mundial sea una conversación multilingüe y multidimensional.

It has been a pleasure and a privilege to work with Elizabeth, who is not only a very talented translator, but also a writer (she has just published her first novel, From Here On, Monsters), and who, furthermore, is someone who profoundly understood my book. The process itself was very enriching, and despite the challenges that any book presents, it was also easy and fun, because we understood each other perfectly. When I received the English version, I laughed a lot reading my novel in her excellent translation.

Elizabeth was the one who submitted my book to the PEN/Heim Translation Fund Grant, and I couldn’t be more grateful. I think that translators, those major players in cultural change, still don’t get the recognition they deserve for the immense work they do in bringing us closer to each other and making world literature possible as a multilingual, multidimensional conversation.


Aleksandra Lun left Poland at 19, financed her studies in languages and literature in Spain by working at a casino, and now lives in Belgium. She translates from English, French, Spanish, Italian, Catalan, and Romanian into Polish, her mother tongue. Among other works, she has translated a book of conversations with Jorge Luis Borges. Her first novel, The Palimpsests, written in Spanish, has already been published in France, where it garnered critical acclaim, and its translation into English was awarded a PEN/Heim grant from PEN America.